Las etapas del duelo según Elisabeth Kübler-Ross y el camino hacia la sanación
- Florian Salazar
- 18 ago
- 4 Min. de lectura

El dolor por la pérdida de un ser querido, una relación, un trabajo o incluso una etapa de la vida es una de las experiencias más profundas y universales que podemos atravesar. Nadie está preparado para el vacío que deja una ausencia, y cada persona lo vive a su manera, con sus propios tiempos y sus propias heridas.
En medio de este torbellino de emociones, el trabajo de la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross se ha convertido en un faro de comprensión para quienes transitan por el duelo. A través de sus estudios con pacientes terminales, Kübler-Ross identificó cinco etapas del duelo que, aunque no son lineales ni universales, nos ayudan a entender el complejo proceso emocional que enfrentamos ante una pérdida.
Este artículo no pretende ser una guía rígida, sino un abrazo en forma de palabras para quienes sienten que el dolor los desborda. Porque el duelo no es algo que "se supera", sino que se integra en nuestras vidas, transformándonos en el camino.
1. La negación: "Esto no puede estar pasando"
La negación es un mecanismo de defensa natural. Ante un impacto emocional devastador, nuestra mente busca protegernos, como si nos diera un respiro antes de enfrentar la realidad.
"No puede ser verdad."
"Me despertaré y todo volverá a la normalidad."
"Hay algún error, esto no me está pasando a mí."
En esta etapa, es común sentir un entumecimiento emocional, como si estuviéramos viendo nuestra vida desde afuera. La negación nos permite dosificar el dolor, procesarlo poco a poco.
¿Cómo transitarla?
No te juzgues por sentirte incrédulo.
Permítete llorar, aunque aún no lo asimiles por completo.
Habla con alguien de confianza, aunque solo sea para decir: "No lo puedo creer."
2. La ira: "¿Por qué a mí?"

Cuando la negación empieza a desvanecerse, surge una ola de rabia, frustración y resentimiento. La ira puede dirigirse hacia:
Dios o el universo ("¿Cómo pudiste permitir esto?")
Otras personas ("Nadie me entiende.")
Incluso hacia el ser querido que partió ("¿Por qué me dejaste?")
Esta es una etapa muy dolorosa, pero necesaria. La ira esconde un profundo dolor no expresado, una señal de que estamos empezando a aceptar la realidad de la pérdida.
¿Cómo transitarla?
No reprimas tu enojo: escribe, grita en un lugar seguro, haz ejercicio.
Evita culparte por sentir rabia; es parte del proceso.
Si la ira se vuelve abrumadora, busca ayuda profesional.
3. La negociación: "Haré cualquier cosa con tal de que esto no sea real"
En esta fase, la mente busca recuperar el control, intentando "pactar" con el dolor. Son comunes pensamientos como:
"Si hubiera hecho las cosas diferente, esto no habría pasado."
"Prometo ser mejor persona si me devuelven a mi ser querido."
"¿Y si busco otra opinión médica?"
La negociación es un intento desesperado por posponer lo inevitable, una manera de aferrarse a la esperanza, incluso cuando la realidad es irreversible.
¿Cómo transitarla?
Reconoce que estos pensamientos son normales.
Habla con un terapeuta o un grupo de apoyo para evitar quedarte atrapado en el "qué hubiera pasado si…".
Practica la autocompasión: no eras omnipotente, hiciste lo que pudiste.
4. La depresión: "No tengo fuerzas para seguir"

Esta es la etapa más asociada al duelo, pero también la más incomprendida. No es una depresión clínica, sino una tristeza profunda y necesaria, un duelo en su forma más pura.
"Nada tiene sentido sin él/ella."
"No quiero ver a nadie, quiero estar solo."
"¿Para qué seguir?"
Aquí, el dolor ya no se niega, sino que se siente en toda su intensidad. Y aunque duele, es un paso crucial hacia la sanación.
¿Cómo transitarla?
Permítete estar triste. No fuerces la "felicidad".
Busca compañía, aunque sea en silencio.
Si la desesperanza es abrumadora, busca ayuda profesional. No estás solo.
5. La aceptación: "Aprendí a vivir con esto"
La aceptación no significa "superar" la pérdida ni olvidar a quien amamos. Más bien, es integrar el dolor en nuestra vida y encontrar una manera de seguir adelante, aunque con cicatrices.
"Extraño a mi ser querido, pero puedo recordarlo con amor en vez de solo dolor."
"Aprendí que la vida sigue, aunque sea diferente."
"Ya no me duele igual; ahora duele distinto."
Esta etapa no es felicidad plena, sino paz. Es entender que el amor por quien perdimos sigue vivo, aunque su presencia física no.
¿Cómo transitarla?
Honra su memoria: habla de ellos, crea rituales, escribe cartas.
Reconstruye tu vida a tu ritmo, sin presiones.
Ayuda a otros que pasan por lo mismo; a veces, sanamos al sostener a alguien más.
El duelo no es una línea recta
Kübler-Ross siempre aclaró que estas etapas no son un manual, sino una guía. Algunas personas pasan por todas, otras solo por algunas, y muchas las experimentan en distinto orden. Incluso es posible volver a una etapa años después, especialmente en fechas significativas.
Lo importante es no apresurarse, no compararse con otros y permitirse sentir sin culpa. El duelo no tiene fecha de caducidad.
Un mensaje para ti, que estás doliendo
Si estás leyendo esto con lágrimas en los ojos o con un nudo en el pecho, quiero que sepas algo: tu dolor es válido. No importa si tu pérdida fue hace un mes o hace cinco años; no importa si lloras en silencio o si sientes que el mundo no entiende tu pena.
Elisabeth Kübler-Ross nos enseñó que el duelo no es un enemigo, sino un testimonio de amor.
Solo nos duele lo que verdaderamente amamos. Y aunque hoy sientas que no puedes más, el amor que te une a quien perdiste nunca desaparecerá. Permítete vivir cada etapa, abrázate con paciencia y, cuando estés listo, recuerda que sanar no es olvidar, sino aprender a llevar su memoria con menos dolor y más gratitud por haberlos tenido.
Porque al final, como decía Kübler-Ross:
"Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida, y han encontrado su manera de salir de las profundidades."
Tú también encontrarás tu camino. 🌿
Si este artículo te resonó, compártelo con alguien que lo necesite. A veces, la mejor manera de sanar es saber que no estamos solos. 💛
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